Belén (Álex Guerrero)





Necesito saber que sigues aquí,
aunque no te pueda tocar como ayer
y mañana ya ni siquiera te vaya a ver.
Necesito tenerte un día más,
por egoísta o por despedirme,
pedirte una vez más perdón
y defraudarte de nuevo.
No puedo hacerlo, mañana pediré otro día más a tu lado y no podrás hacer nada para negármelo, tus padres tampoco quieren que lo haga, no me lo perdonarán cuando se enteren, porque se enterarán.

Jamás supe mentir, tú lo sabes,
Bueno, lo sabías...
 ahora ya no se ni si puedes oírme,
El médico dice que no puedes ni respirar.
Todo es por mi culpa,
 pero sabes que yo no quería,
que yo te quería y que te quiero,
aunque ya no puedas quererme,
¡Joder!,
¡Sólo quería darte una sorpresa!
Ver las estrellas contigo, pasar una noche juntos, tumbados en la hierba silvestre del Bosquijo, había luna llena y aunque había llovido toda la tarde, ya no quedaba una nube, todas se habían deshecho sobre la carretera.
Habría sido una noche espléndida,
perfecta, como todas siempre que estoy contigo.
Es por mi culpa,
¡Por mi culpa!
Cualquier otra noche,
en cualquier otro sitio
no te vería ahora postrada en esta cama.
Esquivando la mirada vacía de tu madre,
 el rictus suplicante de tu padre,
te quieren mucho, yo ni puedo mirarlos,
Quería ver las estrellas de otras galaxias
 y apagué la luz de la que me besaba cada noche.
Ahora solo puedo cogerte la mano
y he de confesar que me resulta extraño,
como si tuviese miedo a que me pudieses contagiar tu pena,
el sueño indefinido,
la oscuridad inmóvil en tu vida.
Iba a pedirte matrimonio aquella noche,
iba a prometerte amor para toda la vida.
Porque ya me explicaste que el amor eterno no existe
y sin embargo,
resulta que tengo que cumplir mi promesa de evitarte más sufrimiento,
apagarte,
¿De verdad estas sufriendo?
No quiero hacerlo pero nadie asegura que vayas a mejorar
y mucho menos si quiera a despertar,
coma profundo con seguras lesiones cerebrales.
Tengo que irme.
Náuseas otra vez.
El café del hospital hace que se me de la vuelta al estómago y
la falta de sueño no ayuda,
creo que no podré dormir hasta que tú despiertes
y sé que eso es imposible.
Aire frío.
Febrero.
Mayo habría sido un mes mejor para pasar una noche en el campo.
Ahora ya no puedo hacer nada,
en estos casos
 y casi en cualquier otro,
mi padre fumaba,
 y eso le llevó a la tumba.
Seguro que se está cómodo allí.
Debería afeitarme.
Hace semanas que no lo hago.
La gente pensará que estoy loco
y me he escapado del hospital.
puede que lo esté aunque nunca me ha importado lo que piensen los demás.
Nunca me ha importado nadie salvo tú.
Ojalá tampoco me hubieses importado,
no te habría hecho daño,
no estarías en una tumba con sábanas blancas.
Necesito verte otra vez.
Conozco el entramado del laberinto de hospital hasta tu habitación, si fuese en ascensor tardaría cuarenta y siete segundos en esperar a que llegase y en subir hasta la cuarta planta, por las escaleras en treinta y tres segundos estoy arriba además no me cruzaré con nadie,
¡Mierda!
Tus padres están otra vez en la habitación.
No me atrevo a atravesar el umbral de la puerta entreabierta,
han oído mis pasos pero no se separarán de ti.
Te quieren.
Ya te lo he dicho ¿no?
A mí me odian.
Yo lo haría.
De hecho no hago otra cosa,.
Tengo que encontrar algún rincón hasta la hora de la comida
que saldrán tus padres bañados en lágrimas para comer algo,
ya no se alimentan,
era verte sonreír su único alimento
 y ya no lo volverán a hacer.
Por mi culpa.
Por aquí ya me conocen todos pero ninguno me habla,
les repelo o asusto.
Estoy seguro.
Me dejan vagar como un fantasma por todo el hospital,
tras dos semanas ya nadie me pregunta a dónde voy
o si me pueden ayudar.


Ya se han acostumbrado a que no hable,
aunque sí que lo hago,
no he parado en todo este rato,
pero no les hablo a ellos.
Es a ti,
Te quiero,
¿te lo había dicho?
A cien metros de aquí hay un puente por el que pasa un río.
Ya lo sabes,
hemos estado miles de veces,
mirando desde ahí el ala de maternidad,
viendo a lo lejos cómo las nuevas madres
salían con una toalla arropando un neonato en el regazo
o empujando un carrito cogidas del brazo por el padre.
O el supuesto, nunca se sabe.
Yo soñaba con tener dos niñas
pero nunca te lo dije, aún era pronto
y ahora es tarde.
Demasiado tarde, al menos para ti,
Por mi culpa,
Y si es tarde para ti también lo es para mí.
El puente está desierto, la gente está en misa, en el hospital hay una pequeña capilla para que amigos y familiares recen por sus pacientes allegados, yo no he pasado por ahí, he cambiado de religión, o he perdido la fe, no me he parado a pensarlo, tampoco importa.
Ahora ya nada importa.
El aire está congelado y la chaqueta de cuero que reposa sobre mis hombros no corta el aire que penetra en mis huesos cansados de sostener la culpa.
Definitivamente no puedo desconectarte.
Será la primera promesa que deje sin cumplir,
pero cuando prometimos desconectarnos si nos ocurría algo
no sentía lo que siento ahora.
Era una promesa vacía.
La sangre no se agolpa en mis sienes,
y trato de respirar lo menos posible.
Mis aspiraciones eran tenerte,
tenerte siempre.
Qué egoísta soy.
Tan sólo medio metro de altura delimita el puente bajo el que hay doce metros de vacío.
.
.
Más o menos.
.
.
Hasta las aguas semicongeladas del río que fluye lentamente hacia su muerte,
.
.
Hacia la mía,
.
.
No puedo matarte ni vivir sabiendo
que no he podido hacerlo.
.
.
.
Ojalá
Te hayas equivocado y                                                         el amor             
                                                                                      sí sea eterno.
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